Misterioso asesinato múltiple en mi casa

Tras un viaje de varios días, cuando regresamos a nuestra finca con casita y gallinero, en las afueras de Oviedo, nos encontramos con la desagradable sorpresa de un reguero de plumas, la puerta del gallinero abierta y solamente una superviviente.

Descarté que fuere un ladrón o vecino quejoso, o un grupo ecologista de liberación animal, porque la puesta en escena de tamaño escenario requería dotes artísticas, tiempo y estupidez. Las plumas estaban diseminadas, el comedero derribado…

Usando las células grises, como el detective Hércules Poirot, alcancé rápidas conclusiones:

• No era culpable mi perro pastor belga, Orion, porque – aquí debe notarse mi agudeza— nos lo habíamos llevado de viaje y al regreso estaba tan sorprendido como nosotros. Eso sí, este incidente nos planteó si habíamos vulnerado su derecho a la presunción de inocencia cuando quince días atrás otra gallina se mudó al cielo de las gallinas (repleto de maíz), lo que relaté por entonces.
• La puerta del gallinero estaba abierta porque su confiado dueño la había dejado encajada pero sin cerrojo ni mecanismo de cierre. O sea, fallo humano. Mío, para más señas. Lo sé y lo repetiré sentado en una silla al lado del manzano: «Me llamo José Ramón… y dejé el gallinero abierto. No volverá a suceder».
• Como las gallinas no son tan estúpidas como los humanos, descarté que hubieran mantenido una reyerta entre sí o que hubiesen promovido un suicidio colectivo.
• También descarte una “gran evasión” al estilo del telefilme, porque en el exterior les aguardaba la muerte segura sin pitanza ni agua diarias, además del frío nocturno. Eso sin olvidar que mis gallina vivían en una jaula grande, estiraban las alas, las soltábamos para pastar por la finca de día y estaban sobrealimentadas, con una casita con cierre automático para garantizar seguridad y calor. O sea, un auténtico gallinero de «cinco estrellas».

Ahora toca barajar hipótesis sobre el culpable:

-Las plumas diseminadas, muchas dentro del gallinero y otras concentradas en dos puntos concretos fuera del gallinero (con plumas de distinta gallina), me demostraban que posiblemente alguna alimaña había entrado en el gallinero, armado el revuelo, y perseguido a dos de ellas, que se pusieron en fuga hasta alcanzarlas.

-Como las cinco gallinas ponían cuatro huevos al día (a una de ellas “no le salía de los idem ponerlos”) me bastó contar los huevos del ponedero, con resultado de 16, y concluir que la masacre había sucedido el quinto día de nuestra ausencia. No seré buen granjero, pero las matemáticas se me dan de miedo, ¿eh?

En este punto, tenía que identificar el culpable: ¿Un ave rapaz, jabalí, garduña, tejón o zorro?,¿o varios?. Todas las posibilidades están abiertas. No había testigos, ni pude capturar ninguna alimaña en las inmediaciones para someterla a una rueda de identificación por la gallina superviviente, así que me quedé con ese círculo de sospechosos.

Pero atención, no quedaron huellas de sangre, huesos o pedazos de las difuntas en la finca. ¡El cuerpo del delito ha desaparecido! Cuando conté esta circunstancia a un  vecino campesino, tras dedicarme una sonrisa burlona («qué pardillos los de ciudad») me informó  que si fuese una garduña, habrían quedado los trozos de las infortunadas, pero que los zorros se llevan las presas, para sí o sus cachorros.

En cambio, no encuentro la razón de que quedase una superviviente. ¿La dejó el zorro como quien reserva la despensa para otros días, pero regresamos antes de tiempo?,¿luchó esta gallina a “ala partida” y puso en fuga la alimaña?…

Finalmente, me toca reflexionar para sacar enseñanzas.

¿Quién tuvo la culpa?,¿el propietario que tiene encerrados unas gallinas para su explotación, o el animal que busca el sustento, y por instinto o ley de vida, sencillamente se zampa a las gallinas que, a su vez, zampan gusanos y hormigas?

¿No será que estas situaciones se dan porque hay quien tiene más pollos o huevos de los que necesita, aunque también hay quien no se frena a la hora de robar los ajenos?

Es más, alzando la vista al cielo, me pregunto:¿acaso Ucrania no se ha convertido en un gallinero asaltado por una alimaña?,¿Y el conflicto de Gaza, no es provocado por la atrocidad de unas bestias terroristas que desatan la ira del granjero que arrasa el hábitat de la fiera pero sacrificando inocentes?, ¿no son los ocupas de las propiedades una especie de usurpadores de nidos ajenos?,¿quién mandó a los colonizadores europeos parcelar artificialmente el continente africano para explotarlo, provocando incursiones de bestias civilizadas que hace dos siglos, los tomaban como esclavos y hace uno, saquearon todo, dejando un escenario alborotado y trágico?

En fin, de momento voy a ver si consigo vender los derechos del caso para una docuserie de Netflix…