tragedia

Donde hay voluntad de superar la oscuridad, hay camino

Estoy impactado por el incendio del edificio de Valencia. Nueve muertos (hasta ahora), que han perdido todo lo que tenían y lo que podrían tener en el futuro; y cuatrocientas personas desalojadas de sus casas que han perdido todo, menos la vida.

Pompeya y Herculano. El Titanic. Las Torres Gemelas del 11-S. La pandemia. La Guerra de Ucrania. ¿Qué tienen en común? El desastre, la tragedia, lo irreversible de las vidas perdidas. Y algo más, lo imprevisible.

Si los infortunados lo supiesen, si los pronósticos en vísperas de suceder fuesen fiables, posiblemente se hubiesen traslado a otro sitio, pero es tarde para arrepentirse de haber estado en el lugar equivocado el día equivocado.

Es como si el mundo fuese un campo de minas y todos jugamos felices hasta que súbitamente estalla a nuestros pies y el suceso se lleva a algunos jugadores. Los demás guardan un minuto de silencio y continúan el juego.

Diríase que el mundo, al no conseguir enseñarnos a ser mejores con la luz, la naturaleza, la vida y la libertad, ni con las buenas fábulas o religiones, hubiese optado por el cruel ejemplo. Y no acabamos de enterarnos que cada día que vivimos es un regalo, o para captarlo mejor, cada día nos regalan 1.440 minutos para emplearlo.

No lo malgastemos rumiando problemas, quejándonos o planificando venganzas, o con enfado, pues puede que el grifo de nuestro tiempo se cierre de la noche a la mañana.

Basta con que se cruce en nuestra vida una calamidad, una catástrofe, un psicópata, una mala caída, una distracción fatal, un accidente de tráfico, un hueso de pollo en la garganta, un virus malicioso, una maldita herencia genética, una decisión equivocada o que se canse de funcionar una pieza esencial de nuestro cuerpo.

Y no se diga esa tontería de “todo sucede por alguna razón”, porque me temo que todas estas cosas malas suceden por causas materiales o mecánicas, pero no por razones lógicas ni intelectuales de nada ni nadie. Pueden explicarse a toro pasado pero no es fácil justificarlas y aceptarlas con resignación.

Tampoco consuela refugiarse en la “voluntad inescrutable” de Dios (sea el católico, judío, islámico o de otra creencia) pues me temo que ningún Dios que mereciese tal título usaría tamañas artimañas o maldades, y si lo hiciese, creo que mostraría claramente lo que quiere enseñar con esa fatalidad y nos revelaría su finalidad en vez de jugar a escondidas o acertijos sobre su voluntad.

Ni por supuesto podemos afirmar que lo que recibimos es un boomerang de lo que hemos hecho en esta o pasadas vidas, por culpa de nuestro karma, pues ninguna reacción podemos tener frente a un castigo del que no sabemos la causa ni por tanto podemos reorientar la conducta.

Si el filósofo Descartes afirmó en su día aquello de “dudo, luego existo”, hoy día a la vista de estas enseñanzas podría decirse que “dudo de si mañana existiré, luego debo existir como si hoy fuese el último día”.

No con conductas alocadas, ni entregado a placeres desaforados u ocurrencias extravagantes, sino a vivir disfrutando cada momento, cada compañía, cada experiencia, y sobre todo, no sufrir por “no tener”, ni enfadarse con lo que no podemos cambiar. No podemos vivir la vida como una mecedora que nos mantiene ocupados pero que no nos lleva a ninguna parte, sino que debemos elevarnos y motivarnos para descubrir mundos más satisfactorios.

En fin, que situaciones trágicas como las comentadas llevan instintivamente a pensar como Shakespeare cuando afirmó en Macbeth, aquello de que «la vida es un cuento contado por un tonto, lleno de ruido y frenesí, que no significa nada».

Pero por supuesto, nunca se agotará la capacidad de sorpresa ni la imposibilidad de hallar respuestas, pues nuevamente nos inspira Shakespeare en Hamlet cuando dice aquello de

Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía.

Así que, concluyendo, nos queda nuestra libertad de pensar y actuar, y pese a la incertidumbre y la sombra del mal, alimentar la energía positiva con mirada amable sobre lo que nos rodea. Lo contrario no nos ayuda y nos desgasta inútilmente.

3 comentarios

  1. La vida es un misterio. Sorpresa, previsibilidad, vértigo, calma, espera, tardanza,…,tragedia, comedia, farsa…, todo a la vez. En su seno palpitan amor y atracción, repulsión y traición, fidelidad y placer y, por supuesto, desesperación y dolor. En ocasiones, es cruel e implacable como un beso perjuro de Judas (vil, desleal, siniestro, destructivo y homicida) que causa agonía (paralización vital, emociones terribles, lágrimas amargas y oscuridad). En otras, es compasiva y flexible como un ósculo puro de la Magdalena (noble, sincero, reconfortante, curativo y fortificante) que abre caminos de positividad (crecimiento vital, emociones buenas, regocijos y alegrías y luz).

    Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero, vista de lejos, parece una comedia -Chaplin-. La diferencia radica –siguiendo a Woody Allen- en que en la comedia los personajes encuentran la forma de sobreponerse a la tragedia…para –el añadido es mío- que deje de tener corazón de piedra y valga la pena. En cualquier caso, uno debe vivir consciente de su inevitable “desgracia” y saber dominarla.

    La vida consiste en ganar y ¡perder! batallas cotidianas, sin por ello rendirse, bajar los brazos y dar por perdida la guerra. E incluye pasar por momentos de crisis, debilidad y tragedia. Pero son precisamente éstos los que nos zarandean, dan un toque de atención y recuerdan que seguimos aquí y debemos mejorar para continuar luchando. Como dijo Platón «se amable, pues cada persona con la que te cruzas está lidiando su ardua batalla».

    La verdadera tragedia de la vida (más allá de desgracias como la de Valencia, las guerras de Ucrania, Siria o Gaza, los desastres naturales, las pandemias, la existencia de varios y discriminados mundos -1º, 2º y 3º- dentro del mismo mundo…), está en comprobar cómo una parte importante de la humanidad ¡desaprovecha su propia vida! porque ¡le tiene miedo a la luz! (pierde el tiempo; carece de criterio; centra sus expectativas en lo material o superfluo; es ajena a buenos sentimientos; se apoltrona o deja llevar por el aburrimiento, la sinrazón, el avasallamiento y la mentira del discurso global excluyente del nosotros o ellos; es egoísta, intolerante, insolidaria y muestra indiferencia por injusticias y desgracias ajenas; etc.).

    P.D. Nuestra visión de la vida debiera pasar por nuestro perfeccionamiento como seres humanos. Igual que el escultor ha de pensar en bronce, el trigo llamear de oro al tiempo de la siega y la luna cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo en sus ordenadas andanzas, así debiéramos aspirar humanamente a vivir y a ser.

    “Así es la vida” Frank Sinatra https://youtu.be/7CTpkIXDTqE

    «Mira siempre el sentido positivo de la vida» (VOS) de los Monty Python https://youtu.be/P-7moc6I9Jg.

    Me gusta

  2. La vida es un misterio. Sorpresa, previsibilidad, vértigo, calma, espera, tardanza,…, tragedia, comedia, farsa…, todo a la vez. En su seno palpitan amor y atracción, repulsión y traición, fidelidad y placer y, por supuesto, desesperación y dolor. En ocasiones, es cruel e implacable como un beso perjuro de Judas (vil, desleal, siniestro, destructivo y homicida) que causa agonía (paralización vital, emociones terribles, lágrimas amargas y oscuridad). En otras, es compasiva y flexible como un ósculo puro de la Magdalena (noble, sincero, reconfortante, curativo y fortificante) que abre caminos de positividad (crecimiento vital, emociones buenas, regocijos y alegrías y luz).

    Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero, vista de lejos, parece una comedia -Chaplin-. La diferencia radica –siguiendo a Woody Allen- en que en la comedia los personajes encuentran la forma de sobreponerse a la tragedia…para –el añadido es mío- que deje de tener corazón de piedra y valga la pena. En cualquier caso, uno debe vivir consciente de su inevitable “desgracia” y saber dominarla.

    La vida consiste en ganar y ¡perder! batallas cotidianas, sin por ello rendirse, bajar los brazos y dar por perdida la guerra. E incluye pasar por momentos de crisis, debilidad y tragedia. Pero son precisamente éstos los que nos zarandean, dan un toque de atención y recuerdan que seguimos aquí y debemos mejorar para continuar luchando. Como dijo Platón «se amable, pues cada persona con la que te cruzas está lidiando su ardua batalla».

    La verdadera tragedia de la vida (más allá de desgracias como la de Valencia, las guerras de Ucrania, Siria o Gaza, los desastres naturales, las pandemias, la existencia de varios y discriminados mundos -1º, 2º y 3º- dentro del mismo mundo…), está en comprobar cómo una parte importante de la humanidad ¡desaprovecha su propia vida! porque ¡le tiene miedo a la luz! (pierde el tiempo; carece de criterio; centra sus expectativas en lo material o superfluo; es ajena a buenos sentimientos; se apoltrona o deja llevar por el aburrimiento, la sinrazón, el avasallamiento y la mentira del discurso global excluyente del nosotros o ellos; es egoísta, intolerante, insolidaria y muestra indiferencia por injusticias y desgracias ajenas; etc.).

    P.D. Nuestra visión de la vida debiera pasar por nuestro perfeccionamiento como seres humanos. Igual que el escultor ha de pensar en bronce, el trigo llamear de oro al al tiempo de la siega y la luna cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo en sus ordenadas andanzas, así debiéramos aspirar humanamente a vivir y a ser.

    “Así es la vida” Frank Sinatra https://youtu.be/7CTpkIXDTqE
    «Mira siempre el sentido positivo de la vida» (VOS) de los Monty Python https://youtu.be/P-7moc6I9Jg

    Le gusta a 1 persona

  3. Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero, vista de lejos, parece una comedia -Chaplin-. La diferencia radica –aclara Woody Allen- en que en la comedia los personajes encuentran la forma de sobreponerse a la tragedia…para -me permito añadir- que deje de tener corazón de piedra y valga la pena. En cualquier caso, uno debe vivir consciente de su inevitable “desgracia” y saber dominarla.

    La vida es un misterio. Sorpresa y previsibilidad, vértigo y calma, éxito y fracaso, tragedia y comedia, ¡farsa!…, todo eso -y mucho más- a la vez. En su seno palpitan amor y atracción, repulsión y traición, fidelidad y placer, alegría y tristeza, esperanza y decepción, y, por supuesto, dolor y sufrimiento. En ocasiones, es cruel e implacable como un beso perjuro de Judas (vil, desleal, siniestro, destructivo y homicida) que causa agonía (paralización vital, emociones terribles, lágrimas amargas y oscuridad). En otras, es compasiva y flexible como un ósculo puro de la Magdalena (noble, sincero, reconfortante, curativo y fortificante) que abre caminos de positividad (crecimiento vital, emociones buenas, regocijos y alegrías y luz).

    La vida consiste en ganar y ¡perder! batallas cotidianas, sin por ello rendirse, bajar los brazos y dar por perdida la guerra. E incluye pasar por momentos de crisis, debilidad y tragedia. Pero, precisamente éstos, son los que nos dan un toque de atención, zarandean y recuerdan que seguimos aquí y debemos levantarnos y motivarnos para poder seguir luchando. Como dijo Platón «se amable, pues cada persona con la que te cruzas está lidiando su ardua batalla».

    Pero, la verdadera tragedia de la vida (más allá de: desgracias tristísimas colectivas como la de Valencia; guerras miserables como las de Ucrania, Yemen, Siria, Etiopia o Gaza; desastres naturales o provocados por la actuación del hombre -como la desertificación, la desforestación, la contaminación, el deshielo y, en general, el cambio climático-; las pandemias; o la vergonzosa pero consolidada división de este mundo en varios y desiguales mundos –los llamados primer; segundo y tercer mundo), está en comprobar cómo una parte importante de la humanidad ¡desaprovecha su propia vida! porque ¡le tiene miedo a la luz! y es “humanamente” pobre y hasta indigente (pierde el tiempo; carece de criterio; administra mal el caudal de su inteligencia; centra sus expectativas en lo material o superfluo; es ajena al altruismo y los buenos sentimientos; se apoltrona o deja llevar -por el aburrimiento, la sinrazón, el avasallamiento y la mentira del discurso global excluyente del nosotros o ellos-; se muestra egoísta, intolerante, insolidaria y/o indiferente hacia injusticias y desgracias ajenas; etc.).

    P.D. Nuestra visión de la vida debiera pasar por nuestro perfeccionamiento como seres humanos. Igual que el escultor ha de pensar en bronce, el trigo llamear de oro al tiempo de la siega y la luna cambiar de escudo en hoz y de hoz en escudo en sus ordenadas andanzas, así debiéramos aspirar a vivir y a ser humanamente.

    ¡Así es la vida! lo canta y lo cuenta el gran Frank Sinatra https://youtu.be/7CTpkIXDTqE

    Le gusta a 2 personas

Gracias por comentar con el fin de mejorar

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.