
Cuando se llega a la edad madura, queda por delante menos camino que el que se deja atrás. Es entonces cuando miramos por el retrovisor hacia la infancia y adolescencia.
Curiosamente nos encontramos con un puñado de estampas, sucedidos, anécdotas, rostros de compañeros y profesores, alegrías y penas, gozos y sombras, subidas y bajadas, que es el fruto exprimido de esos años decisivos.
El período escolar podrá haber sido maravilloso o penoso, o con claroscuros, según la experiencia personal, pero lo que compartimos la mayoría es que nos ha marcado, como las dehesas donde pastan y corretean los terneros dejan huella en las reses ya maduras.
En mi caso, hace años realicé el esfuerzo de recapitular el viaje a mi pasado escolar como estudiante escolapio en el Colegio Loyola de Oviedo, desde los cuatro a los diecisiete años, en tiempos inmediatamente previos a la Constitución.
El resultado fue un librito titulado “Yo también sobreviví a la EGB (Memorias escolares de una generación sin cachivaches tecnológicos) (Ed. Amarante, 2016)”.
Tras cerrarse la editorial, pude recuperar los derechos de autor, y acometí la labor propia de la Real Academia sobre la obra “limpiar, fijar y dar esplendor”, y le añadí un par de capítulos con valoraciones comparadas sobre nuestro modelo escolar y el que experimentan nuestros hijos y/o nietos.
El resultado es mi última obra rebautizada “Los que fuimos escolapios en la EGB” (Ed. Lux, 2025), subtitulada: «Un rebaño tan pasota como los pastores».
Aunque pertenece al género autobiográfico y su contenido pivota sobre los escolapios en el contexto del Colegio Loyola de Oviedo, tal y como me confirmaron muchos lectores de la versión inicial, todo lo que allí se cuenta resulta perfectamente aplicable a lo que había sido su experiencia, no solo en otros centros escolapios, sino a los colegios religiosos de la época (maristas, dominicos, jesuitas y similares).
Basta con cambiar los nombres y lugares, asomarse a las experiencias y anécdotas relatadas, para captar el mínimo denominador común de la enseñanza de esa época. La inmensa mayoría de los que fuimos escolares de centros religiosos en la EGB, sentíamos idéntica perplejidad, moderada severidad y afán de supervivencia. Todos recordamos el compañerismo, la tiranía de algunos profesores compensada con la bondad de otros, el desigual trato dado a los alumnos por razones inconfesables, el aprendizaje disperso, el peso del deporte como evasión, las situaciones de rebeldía y de diversión, recreos y castigos, la disciplina, el método didáctico hacia ninguna parte, la atmósfera rancia que nos envolvía de sentimiento religioso o autoridad.

Así que ahí está la obra, en que asumo el papel de escriba o notario de lo que sucedía en el colegio, y de como salimos pertrechados de algo de ciencia y mucho de picardía.
Se ofrece la obra no solo en papel, sino por primera vez en formato digital, a tan solo 3,60€, un exiguo precio para un billete de viaje al pasado. No se arrepentirán… A veces recordar nos ayuda a saber cómo somos y por qué.
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eres inabarcable. de donde sacas tiempos ( lo tuyo es en plural).????
gracias,
Carlos
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