Aunque Galileo abrió la idea de que la tierra gira alrededor del Sol ( y el ser humano no es el centro del universo) y aunque Darwin demostró que no fuimos creados de barro sino por evolución de otras especies, lo cierto es que en nuestro fuero interno tendemos a pensar que somos únicos, y lo mas delirante, que somos primeros actores insustituibles de ese teatro que es la vida cotidiana.
O sea, no concebimos el mundo sin nosotros y además nos creemos listos y guapos, e incluso que somos dueños de nuestro presente y futuro.
Sin embargo, la cura de humildad llega si nos percatamos que nosotros ( no la especie humana) somos fruto del azar y la casualidad. Lo explica con claridad el prestigioso y anárquico profesor Richard Dawkins ( autor de El gen egoísta,1976). Su palabras no tienen desperdicio y nos harán reflexionar, ser mas humildes y posiblemente vivir liberados de muchos prejuicios. Veamos.
Pregunta—Usted ha escrito que la Segunda Guerra Mundial no habría ocurrido si el padre de Hitler hubiera estornudado en un momento determinado. Y en otro capítulo apunta que en otro siglo usted habría sido un clérigo. ¿Somos azar hasta ese punto? ¿Es usted escéptico o ateo debido al azar?
Respuesta—La realidad depende de detalles muy pequeños. Sabemos que todos los mamíferos vienen de un individuo que existía en la época de los dinosaurios. Si ese pequeño mamífero hubiera muerto antes de reproducirse, quizás también estarían aquí los mamíferos pero serían completamente distintos. Quizás ese mamífero sobrevivió por un estornudo del dinosaurio. Respecto al ejemplo de Hitler, cada uno de nosotros cobramos existencia porque uno entre muchos millones de espermatozoides fertilizó el óvulo. El movimiento más ligero mientras sus abuelos estaban copulando, que un perro ladrara y perdieran la concentración o se movieran, haría que el resultado hubiera sido otro. De ahí que diga que con un estornudo años antes no habría habido guerra. Y ninguno de nosotros existiría ahora si no hubiera existido Adolf Hitler.
Piensen en ello. Así nos lo expuso en una entrevista ofrecida al diario El País, donde arroja numerosas cuestiones interesantes sobre el ser humano ( espiritualidad y biología), algunas muy radicales pero que impactan y abren reflexiones, lo que es mucho.
En fin, que no nos cieguen sueños ambiciosos, que no sacrifiquemos la vida persiguiendo quimeras o siendo esclavos de los sueños de los demás, sino que debemos disfrutar de las pequeñas cosas de la vida cotidiana que nos dan alegrías…
La misma idea la expresó hace unas semanas Javier Marías, en su artículo semanal del suplemento de El País (http://elpais.com/elpais/2014/09/05/eps/1409933049_546443.html)
que acaba con estas bellas palabras:
«Todos estamos aquí, todos existimos tal como somos por la conjunción de mil azares, por el fino oído de un vecino o por la decencia de un testigo que se prestó a decir la verdad. Nuestras existencias son tan frágiles y tan improbables –una verdadera lotería- que sólo eso debería bastarnos para jamás sacar pecho por nuestro nacimiento y quitarnos toda importancia.»
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