Educación

La fuerza de las palabras amables

Woman-1002Ayer paseaba al anochecer por las callejuelas de la zona antigua de Oviedo cuando súbitamente desde un zaguán de un restaurante, un amigo me llamó para presentarme a una dama que prorrumpió en encendidas palabras de elogio hacia mi persona y el placer que suponía saludarme personalmente, añadiendo amabilísimas palabras hacia mis escritos.

Mas allá del exceso de tal reconocimiento espontáneo que provocó mi lógico sonrojo y sincero agradecimiento, el incidente me llevó a reflexionar sobre lo fácil que resulta para el ser humano de insuflar ánimos, adrenalina o vida a otra persona, con unas sencillas palabras.

Y a la inversa, como unas palabras tóxicas o inoportunas pueden arruinarte el día y hundirte en el abatimiento. Especialmente si proceden de quien respetas o admiras. Me imagino el brutal cambio emocional, e incluso de visión de la vida, que sufrió aquel admirador del desaparecido Fernando Fernán Gómez cuando al solicitarle una dedicatoria para un libro, recibió desdén e insultos.

Además cuando eres mas joven te influye mucho la opinión ajena,  y por eso hay que tener cuidado con alzarnos en gurus, sabelotodos o juzgadores de conductas de niños o adolescentes. Tenemos el deber moral de reorientarles si nuestra experiencia y reflexión nos dice que van por un sendero que se nos antoja equivocado, pero eso sí, con tacto y prudencia, que no son reñidos con la firmeza y convicción.

images (29)Todavía recuerdo, y narro en mi pequeña biografía, como al finalizar los estudios escolares y tras realizar la selectividad, el padre escolapio que era tutor de nuestra clase en el Colegio, me dijo en la entrevista final personal de despedida de cada alumno: “A usted, Chaves, no se le dan bien las letras y mal le veo en la Universidad” pero si malos eran estos augurios, más inquietante fue la mirada de lástima que me dedicó, y que indicaba que a su juicio tampoco se me daban las ciencias, como si yo fuese un producto fallido de la fábrica escolar.

Ni siquiera endulzó el duro veredicto, aunque el tiempo ha demostrado que era a él a quien no se le daban bien los pronósticos; pero puedo asegurar, sin rencor alguno, que aquélla dura crítica me empujó a considerar seriamente si debía enrolarme de mercenario en Angola. Afortunadamente, por entonces mis hormonas y ánimo eran resistentes a las depresiones, pero me dejó una huella amarga y la enseñanza de que yo en el futuro debía tener cuidado al juzgar a las personas.

En resumidas cuentas, que si pensamos algo bueno o positivo de alguien, digámoselo porque es justo reconocer lo meritorio, y además contribuirá a mejorar la autoestima del que lo merece.

127671-126814Y si pensamos algo malo, salvo que estemos en posición de padre, educador o amigo íntimo, lo mejor será callárnoslo prudentemente por varias razones. Primera, porque quizá estamos equivocados.

Segunda, porque nadie nos ha autorizado ni pedido que le critiquemos o juzguemos. Y tercera, porque la condición humana otorga bendiciones a los elogios (siempre los consideramos merecidos) pero en cambio se resiste ferozmente a las críticas ( siempre las consideramos inmerecidas). Además, para corregir los errores o lapidarnos como personas ya está la madre experiencia y el teatro de la vida donde siempre representan una eterna tragicomedia.

Ello sin olvidar que hoy día tanto el elogio como la crítica salen fáciles y baratos en las redes sociales, con el peligro de la irreversibilidad o no poder eliminar lo dicho. Así que bien está la prudencia.

charlie-chaplin---the-charming-clownEn fin, estas estas ideas ya las comenté en tono festivo y de humor en Elogio de los elogios donde me ocupé de los elogios de cortesía, de los elogios mercantiles y de los elogios envenenados.

Buen fin de semana

2 comentarios

  1. Muy cierto. Demasiado cierto. Demasiadas valoraciones positivas y negativas se hacen de las personas sin conocerlas. Y aún conociéndolas. Cada uno somos el resultado de muchas circunstancias. Me he sentido muy identificado (demasiado) en primera persona con lo que le sucedió a JR Chaves. A menudo se sobrevalora la «apariencia» (real o no) de la «inteligencia». Pero, ¿que es la inteligencia?. Al final, hay otros muchos factores, muchisimos que influyen en la vida de una persona: la tenacidad, la tozudería en el propósito, el interés intelectual, el esfuerzo, las «ganas»,aprendizajes paralelos, los «palos» de la vida. Cuanta gente aparentemente brillante en su juventud e incluso en la universidad han acabado en «nada» (y no ser «nada» es tan digno como ser «alguien») y cuantos, hicieron unos estudios grises y una carrera anodina y luego encontraron su rumbo, su especialidad, su ilusión y su «exito», sea lo que sea eso que se llama «éxito». PS: a mi padre un compañero de trabajo le dijo que yo era «muy parado» y que parecía un «borderline», quizá porque me dedicaba a estudiar el domingo en las salidas familiares, porque entre semana, entre el trabajo de 8 a 3 de lunes a sabado e ir a la universidad de 4 a 8 de lunes a viernes……Xavier

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