Claves para ser feliz

Nuestra mejor embajador es la alegría de vivir

apuntaLeo una entrevista al actor Antonio Banderas en el Magazine de La Vanguardia publicada este domingo donde comenta que

La palabra felicidad me produce un cierto miedo porque no existe realmente. Creo en otro concepto, alegría, que es mi palabra favorita en español. Es una actitud ante la vida, una forma de afrontarla. Es activa. La palabra felicidad me parece más pasiva. Yo creo ser una persona alegre que siempre ha tratado de resolver las cosas siendo positivo.

Se trata de un mantra del actor pues hace seis años declaraba:

Sin creer mucho en la felicidad, sí creo en lo que dice Savater cuando hace una defensa a ultranza de la alegría de vivir. Hay que afrontar la vida con alegría. A lo mejor el tener clara la existencia de la muerte te hace vivir con mucha más intensidad y buscar la alegría de vivir.

Creo que pone el dedo en la llaga de la actitud recomendable ante la vida.

positivo1. Me encanta la diferencia entre “felicidad” y “alegría”. Reflexionando sobre ello me percato de que “ser feliz” no es lo mismo que “ser alegre”, puesto que se puede ser feliz y no mostrarse optimista, jovial, exultante o positivo, de igual modo que se puede ser alegre y no tener motivos para estar feliz.

Pero creo que la senda para la felicidad arranca de ser una persona alegre. Un talante abierto y positivo, capaz de ver el lado bueno de las cosas, abre puertas. Y a la inversa, es fácil detectar en las personas felices hasta veinticinco hábitos propios de personas alegres.

2. Podemos considerar la felicidad, fuera de filosofías y religiones, como el sumatorio clásico de cualidades terrenales que simplificaba la canción: salud, dinero y amor.

Y así, el camino hacia la salud se suaviza con la alegría de vivir, con sentirse vivo y ver la luz del túnel de las dolencias. El organismo es muy listo y sabe luchar si es dirigido por un capitán cerebral entusiasmado que cree en la victoria o abandonarse ante un capitán abúlico, pasivo y triste.

El camino hacia el dinero también se facilita con el talante positivo pues ser frío, malhumorado o pesimista no encaja precisamente en el socio que desearíamos ni el perfil del profesional que desearíamos se encargase de nuestros asuntos.

¿Cuántas veces no acudimos a un restaurante o tienda porque el encargado o dependiente es abúlico y triste, y en cambio, quien nos recibe con un sonoro buenos días o la sonrisa, nos cautiva para volver?.

Y la aptitud hacia el amor, con alegría y entusiasmo es contagiosa hacia la pareja, genera hormonas estimulantes y ayuda a superar los problemas de la relación, pues la persona alegre no convierte las motas y defectillos en crímenes y además los considera salvables con buena voluntad.

Si nuestra pareja en los comienzos o noviazgo demuestra insensibilidad, falta de alegría o ilusión (e incurrimos en el error de eclipsar ese defecto bajo la capa de la belleza o de su éxito económico, por ejemplo), estamos ante un mal augurio de lo que será nuestra vida cuando las mieles de la primera etapa dejen paso a la rutina.

vision4. El problema es que posiblemente con la alegría se nace y la felicidad se hace. Pero hay que intentar el viejo refrán de “a mal tiempo buena cara” pues no se pierde nada.

Y sobre todo, no complicarnos la vida con conjeturas y divagaciones. La vida simple sabe mejor. No se trata de ser simplón ni superficial ni frívolo. No. Sencillamente darnos cuenta de que hoy día nuestro nivel de confort y servicios públicos supera a los sultanes de la Edad Media y a la nobleza del siglo XIX, no sólo porque vivimos más tiempo sino porque vivimos mejor y con más cosas que ellos ni imaginaron.

El problema es dejarnos llevar por artificios mentales, por convenciones sociales, por la contaminación de supuestos intelectuales de medio pelo, por la propaganda consumista de las multinacionales. Y al situarnos en ese mundo de metas ajenas, al hacernos sentir insatisfechos sin esos logros, ni estaremos alegres ni seremos felices porque esas metas son dianas móviles (y como tales inalcanzables) y si alcanzamos ese estatus que consideramos nuestro, siempre estaremos rodeados de personas del mismo nivel, lo que nos llevará a perseguir otro escalón y así sucesivamente.

O sea, sencillez y alegría. Pocas palabras revisten tanta fuerza cuando se juntan en una misma persona. Siempre me encantó la frase conocida de John Lennon:

Cuenta tu edad por amigos, no años.
Cuenta tu vida por sonrisas, no por lágrimas.

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